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miércoles, 17 de julio de 2013

De gitanos y caracoles




Gadjo Dilo



Me subí a la micro y encontré un papel pegado con cinta masking en el respaldo del asiento delantero al mío, que decía:


“Arrancar, moverse, viajar, caminar, recorrer, trotar el mundo. El sueño de tantas y tantos, o la forma de vida de otros muchos. La acción de ser Personas/Caracoles. Personas que se mueven, van, vienen, caminan, se ríen y sonríen. Personas todas que recorren día a día rincones ínfimos o vastas mesetas de la Tierra. Gitanos, trashumantes, nómades, prófugos, ilegales, desdichados, despechados y comerciante. ¡Caracoles!, que cargan la vida en sus espaladas y en sus bolsillos, que dejan a los “Asentados” esperando el retorno, ya sea con sufrimiento, ya sea con indiferencia o con esperanza. En el fondo los dejan a su Suerte y bueno, los Caracoles se van también a la suya. Creo que sino se tiene alma de Caracol, difícilmente se puede comprender el sentido de este sistema de vivir. Por ello esta misiva va dedicada a ti, Caracol: 


Encantas, pues, posees la propiedad de amar y estar en todo mundo, de transgredir los límites de las fronteras con las que embarrotamos la Tierra. Eres una persona de ninguna parte, pero a la vez de todos lados. Siempre queriendo lugares donde originalmente no perteneces, trabando amistad profunda pero acotada en el tiempo con quienes conoces muy poco. Te asombras de todas las cosas cotidianas que para ti siempre son una experiencia nueva y “exótica”, cuando realmente el personaje “exótico” siempre eres tú. Posees la capacidad de derrotar al tiempo y claro está, al espacio. Extranjero en todas partes, nunca has pertenecido a un lugar en concreto ni a un grupo en concreto, en esencia eres un paria de los convencionalismos sociales. Pero eres fantástico, pues puedes llevarte tus recuerdos y olvidos a todas partes y conforme pasan los días, puedes reducir el peso de ambos y transportar sólo lo esencial. Por regla general debes ser ligero. Ligero de andar, de pensar y de sentir, pues no puedes circular con un enorme caldo de cemento en tu espalda. Ustedes los Caracoles siempre –casi siempre- saben qué llevar y de qué prescindir. ¡y Qué gran lección es esa!. 


Te mueves por aquí, por allá y más allá, y muchas veces vuelves a donde comenzaste, sin embargo no eres el mismo Caracol que partió, eres otro, diferente  – a menudo sueles ser una persona diferente de la de ayer -  uno con más o con menos experiencia, pero diferente. Ese transcurso, ese “tubo” que es el viaje por sí mismo es lo que te (Re)Vuelve distinto.  Caracol, constantemente eres un mutante.

Por último quiero decirte, Caracol, que ya sea que lleves tu casa en tu corazón, en una mochila, o grabada en tu piel, lo mejor de tu viaje es que aunque aparentes, nunca sabes hacia Qué vas y mucho menos hacia Dónde”.



Antes de bajarme de la micro arranqué el papel y lo guardé en el bolsillo trasero de mi pantalón. En caso que algún día me agarre la abulia de la estática, siempre es bueno tener la cura a mano…

#supropinaesmisueldo

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