Por ahí por el 1800 a un personaje de apellido
Gall se le ocurrió que estudiando las formas que adoptaba la cabeza, la cara y
las facciones, podías deducir el carácter y los rasgos de la personalidad de
una persona. Se suponía que la mente humana tenía todo un set de diferentes
facultades mentales, y cada una estaba representada en una partecilla distinta
del cerebro, entonces la importancia de un órgano (se suponía que el cerebro
tenía 27 órganos) se veía según la diferencia de tamaño con los otros órganos.
Así, los huesos del cráneo se amoldaban según el tamaño de sus componentes, que
varían entre las personas, entonces la capacidad de un individuo para una
cierta personalidad estaría determinada simplemente por la medida del área del
cráneo que estaba sobre uno de los órganos del cerebro.
Y, oh!, resultó que la frenología ayudó a probar
que los caucásicos eran una raza superior, y que los hombres eran mejores que
las mujeres (un pensamiento súper innovador), así que si te ponías a hacer
comparaciones entre los cráneos de distintas etnias, podías hacer una linda
escalera de desarrollo. Los caucásicos eran mejores que el resto, porque ellos
sí tenían órganos cerebrales para generar grandes artistas, y los hombres eran
superiores a las mujeres, pero no era culpa de ellas, no, era sólo que sus
cabezas como eran más largas atrás, con frentes más cortas, albergaban cerebros
que tenían subdesarrollados los órganos necesarios para el éxito en las
ciencias y las artes, pero sí tenían muy desarrollados los órganos relacionados
al cuidado de niños y a la religión (¡qué coincidencia!), y así usaban estos
datos como justificación para no otorgarle el voto a las mujeres o una
participación real en la política, porque las mujeres que tenían un “buen”
desarrollo de los órganos racionales, eran una minoría, así que no contaban.
Igual, no eran taaaaan deterministas, las personas
podían llegar a un balance de sus órganos a través de la magia de la educación.
Así que en vez de corregir a los criminales con penas y castigos, propusieron
rehabilitarlos, ya que sólo reorganizando sus desordenados cerebros se podía
lograr un cambio en su actitud. Usando técnicas de castigo y recompensa,
trabajo duro e instrucción religiosa podías redireccionar todos esos impulsos
criminales hacia el bien de la sociedad (algo de bueno tenían).
Bueno, igual se desestimó este intento de ciencia,
así que hasta el día de hoy sólo nos queda su legado de lindos cráneos
pintados. Pero tampoco está demás saber que si tienes muy desarrollada el área
detrás de las orejas tienes predominancia a la destrucción o si tienes como un
gran chichón en la parte de atrás de la cabeza, serás buena madre o padre,
porque amarás a tu descendencia. Y sólo por si acaso, mejor alejarse de las
personas que vean que tienen más abultada la parte de atrás de la cabeza hacia
los lados, porque se supone que ahí está el “Órgano Asesino” de Gall.
#fueradeservicio
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