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miércoles, 9 de octubre de 2013

Entre las 8 y las 2




Otra noche de esas. Empiezas a las 8 pm y con la esperanza de que llegue pronto la hora de dormir. Te alistas según el ánimo, para afrontarlo, abres la cama, te cepillas los dientes y te cercioras una vez más de que en la tele solo dan la misma estupidez que el día anterior, y que el anterior a ese. Aun así todos los que aparecen en esos programas aparentan ser personas de éxito, cultas, como con un libro de Kant en la mesita de noche –leer filosofía, sí claro-. 

En cambio tú, usas la misma ropa 2 días a la semana y te vez igual que siempre; la gente te parece igual de falsa, torpe y feliz; son como engendros iracundos que solo quieren gritarte sus miserias a la cara mientras te dicen “gracias por su compra”. Estás cansado de todo eso. Y de todo. Ya dan las 10 pm y te pones el pijama, solo porque es primavera y aún hace frío, pero ansías poder acostarte desnudo en una cálida noche de verano, entre unas frías sábanas que rápidamente adquieren tu calor corporal; ahí, recostado, mirar las estrellas de una noche romántica es que tu ego y la nada circundante se escondan entre el azul-negro que surge entre una estrella y otra. Y dentro de todas las emociones e imágenes posibles tus ojos reconocen de inmediato la que te parece única, esa Luna redonda, pálida y enorme junto al manto estrellado. Solo observarla, nada más te gustaría en esa noche, ni siquiera una mujer desnuda en tu cama. Pues, de cierta manera una te ha cautivado más desde fuera de las sábanas que de entre ellas.

Pero dan las 2 am y estás despierto sin poder dormirte aun. La tv apagada y ni siquiera se oyen los músicos de la autopista. Solo están tus pensamientos y el sonido que se hace al pasar la pluma por el papel mientras esperas pacientemente que llegue a tu cuerpo el efecto de ese verano pálido, reconfortante, o que las píldoras para dormir cumplan su propósito. Lo que suceda primero
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Por esta noche han ganado las píldoras

#destapacañostropical

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