No es el afán generar una polémica de tipo moral o levantar el ya excesivamente levantado Culto al cuerpo. Nada más consiste en reflexionar en torno a esto que es la Viva Materia de cada una/o de nosotras/os.
El cuerpo. Está ahí día a día, se mueve, respira, secreta y exuda cosas. Cambia, muta, se transforma, tiene memoria, tiene Sentido(s). Sin embargo, la cultura lo despoja de sus propiedades intrínsecas y lo transforma en un instrumento más para la vida en comunidad, una carta básica de presentación para las relaciones sociales. El cuerpo -aunque no siempre agrade la idea- es esencialmente materia: un instrumento material más. Somos nosotras/os –seres sociales- quienes transformamos a ese cúmulo de células, líquidos, gases, parásitos y mucosidades en algo que puede ser resaltado o totalmente denigrado. Generamos cánones estéticos de belleza física, generamos cánones morales sobre cómo, cuándo y dónde exhibir u ocultar el cuerpo, generamos cánones de higiene y cánones médicos para desembrollar embrollos que realmente sólo se rigen por leyes totalmente naturales. En el fondo, generamos incomprensión y poco gozo de la estructura que nos permite vivir. Creamos cultura en torno y a partir del cuerpo, pero la mayoría de las veces somos incapaces de dejar que el cuerpo cree su propia “respuesta”.
Cada excreción, secreción, cada olor, color, cada protuberancia o textura han sido transformados y explicados –generalmente- como algo repugnante, espantoso y de temer. Desconocemos nuestros cuerpos, desde su funcionamiento básico hasta las experiencias que nos puede proporcionar. Un ejemplo básico: la Piel. Es el órgano más extenso que tenemos, sin embargo desconocemos las sensaciones que puede entregarnos, por miedo a romper el tabú, la moral y las buenas costumbres. Es la cultura la que nos lleva a aceptar ciertas prácticas y a rechazar –incluso espantarnos- de otras respecto al cuerpo. Pautas sociales –primordialmente occidentales- son las que nos impiden siquiera aproximarnos a los límites de la Experiencia Corpórea, y ¡¿quién sabe cuánto de gozo hemos perdido todo este tiempo?! El cuerpo es Placer. El cuerpo en la mayoría de los casos debería ser Placer, debería ser siempre una fiesta.
Ahora bien, como señalé en un inicio esto no es una queja, es simplemente una invitación a repensar los márgenes que por convención aceptamos respecto a nuestros cuerpos. Y de cuando en cuando intentar quebrar esas barreras para conocer al conjunto de huesos, músculos, sangre, grasa y piel que se extienden lejos de una vida en sociedad.
Mi ropa es fea pero no importa, me la quito y quedo súper bonita.
#supropinaesmisueldo
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