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miércoles, 11 de septiembre de 2013

Pastelero a tus cuarteles [#40añosdelgolpe]






Polo acaba de nacer, 11 de septiembre de 2013, bajo el signo de virgo y debe considerarse afortunado de no haber llamado Rolando u Orlando, no tiene idea de nada, sus manitas aprietan y sueltan sin fuerza aparente y bebe leche ya por segunda vez, ya parece haberse acostumbrado a este mundo. En la radio suena Love me do y afuera llueve que duele, las noticias hacen gárgaras con palabras escogidas con pinzas para ponerlas de moda este año, Polo se atora un poco y tose, la madre lo mira y se despreocupa al ver su cara calma de nuevo. Ojos grices, pañales de la talla equivocada y 3 kilos con 100 gramos y una huincha celeste en su muñeca se deja entrever por la manta roja, Polo no tiene nombre, pero Polo le dirán 40 años más tarde, cuando cumpla el cuarteto y ya hayan pasado 80 años, uff, “las pocas personas que he visto de 80 años no se ven nada de bien”, pensará cuando sople la parafina con forma numeral.


Polo duerme junto a su madre y afuera las calles están vacías, un estado de sitio que pasa desapercibido camuflado por los comerciantes preocupados que despachan temprano a sus trabajadores, junto con un gobierno que manda a todos a sus casas y no salir de ellas parece ser una pésima estrategia para la memoria, “no salgan de sus casas, estén con sus seres más queridos” se escucha en las radios a pilas que prueban en los barrios (por si acaso), pareciera que quieren invertir los papeles y ser los héroes esta vez, ¿no será demasiado tarde? 


Yo tenía 23 años cuando nació Polo, mi compañera aferrada a mi brazo y cargando una vela cuidando que no se apagara, caminábamos por el recuerdo, el recuerdo mío, el recuerdo tuyo, y el recuerdo de todos, un post-it vivo que bailaba con el viento y se apagaba con las ráfagas, una nota mental que se acomodó frente a la catedral donde alguien había lamentado alguna vez justicia y verdad para sus hijos, recordé a Polo, él era un hijo, yo era un hijo, todos somos hijos, ellos y nosotros somos hijos, recordé con mal sabor de boca la palabra empatía y cubrí de esperma el cemento y posé una vela blanca sobre ella, antigua técnica para la adherencia de velas en superficies pertinentes. Una señora se acerca y me consulta qué está sucediendo, me reclama que soy demasiado joven, que no tengo idea de nada, que yo no estaba vivo, me mira con desprecio y me escupe en la cara, se va, quizás huye y me deja con las respuestas en la garganta, atragantado me limpio la cara y pienso que al final, al final nada.


Polo cumplía 40 años, y se levantaba como un Cristo que dividía por la mitad los ya 80 años del golpe militar acaecido en su país en el 73’, que lejano número decía, mientras encendía la vela y la posaba en el mismo lugar donde yo había dejado la mía 40 años antes, estaba acompañado por un par de personas, algunos pasaban y no entendían mucho lo que estaba pasando. Gotas de agua empezaron a apagar las velas y Polo recordó que llovía hace 40 años, tuvo nostalgia, bella profecía se dijo. Esta vez ya nadie se acercó a reprochar nada.


PS: Vergüenza me daría haber formado parte de la dictadura, pero más vergüenza me daría no recordarlo como lo que fue.

#lalombrizsolitaria

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